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MI VIDA SIN MÍ

  • Paola Nova
  • 16 abr 2016
  • 2 Min. de lectura

Isabel Coixet llega a un punto alto de las emociones, de las vivencias intimas que a diario nos dan aliento

y a un tema que jamás queremos tocar y menos si de nuestros seres queridos se trata.


Es una historia que aunque retrata la muerte, sin lugar a dudas, el gran misterio de la vida; logra desenvolverse desde el deseo de lo que es estar vivo. No está lejos de la realidad, una mujer, Ann, que pese a su corta edad (23 años) ha vivido bastante y le ha tocado crecer a las malas, tiene dos pequeñas hijas, un marido que no obstante con el amor que le tiene resulta ser un hijo más, un padre en la cárcel, una madre depresiva, una amiga loca, un amor fugaz e imposible.


Apenas dos décadas, el tiempo necesario para empezar a afrontar la vida con madurez y aprender a andarla. Dos décadas que se pasan en un suspiro y más cuando sabes que no podrán ser siquiera tres. Dos décadas que no son suficientes si no hiciste, viviste y amaste con pasión.


Estar en una situación cotidiana de tu vida, sentirte enferma, ir a urgencias y que te digan que tienes un cáncer terminal y te quedan apenas unos 2 o 3 meses de vida es desgarrador, cómo también es desgarrador el pensar que será de tu familia después de que esto suceda. Ahora toca decidir qué hacer, para Ann, lamentarse y ser una carga más para su familia no es la mejor opción; una decisión que aunque un poco egoísta es aceptable; aprovechar el poco tiempo que queda para hacer lo que jamás se atrevió a hacer y vivir lo que no vivió, viendo esa nueva y corta vida con nuevos ojos, siendo cruel y un poco surreal, suena bastante bien, y es lo que decide hacer ella, para esto, escribe una lista con las cosas que quisiera hacer antes de morir, una lista que para mí tiene algo de superficialidad pero también decisiones trascendentales, puntos que reflejan sus grandes ganas de vivir y a la vez la grande preocupación que tiene por dejar la vida de su familia solucionada.

La buena y sutil interpretación de Sarah Polley, la dirección de actores, su voz, este recurso, muy bien utilizado para transmitir paz y optimismo que paradójicamente va aumentando conforme a lo que avanza la película, el hecho de ser el espectador el único cómplice de su problema (y su doctor, intermitente), escuchar sus deseos y sus pensamientos, el contexto en que se desarrolla la historia y su tratamiento, el buen trato de los colores y la ambientación, el buen uso de la banda sonora, los aspectos artísticos y culturales, logran un buen equilibrio de esta propuesta que pese a ser dramática se sale del contexto impresionante y extremadamente sentimental y trasmite belleza en su esplendor.


Una historia sencilla y entrañable, de una esposa, madre, hija, amiga, amante y mujer con un amor infinito y un espíritu fuerte. Hay que verla.


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Agradecemos a Paola Nova, por compartir estas lineas de la película Mi Vida Sin Mi, proyectada en nuestro Cine Club DIORAMA, en el Ciclo Femme Cinema dedicado a Isabel Coixet.

El séptimo arte nos une.

Mil gracias.


 
 
 

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